Hace 12 aí±os del íºnico Grand Chelem de Alonso


    En la Fórmula 1, un Grand Chelem es una de las hazañas –en teoría– más difíciles de conseguir, el reto en cuestión consiste en dominar de principio a fin un gran premio, acumulando la pole, el liderazgo de todas las vueltas en carrera y la vuelta rápida en esta misma; como si no fuese suficiente complejo cumplir con tan solo uno de los requisitos anteriores de forma aislada.

    Como es lógico pensar, este logro ha estado al alcance de muy pocos corredores a lo largo de la historia, basta con decir que el club de Grand Chelem es todavía más selecto que el de campeones del mundo: solo 26 pilotos a lo largo de la historia lo han conseguido, por 34 campeones del mundo; además solo se han materializado en 68 ocasiones, a lo largo de los 1073 grandes premios disputados desde que la F1 existe como tal.

    Por todo ello, una hazaña de esta categoría es cuanto menos memorable, y Fernando Alonso es uno de los pilotos que integra este exquisito club, y lo hizo después de su conquista del Gran Premio de Singapur 2010, del que se cumplen exactamente 12 años y que recordamos, ya que este ‘hat-trick’ vino acompañado de una tensión sinigual y una tremenda demostración de pilotaje, lo que lo hacen mucho más vistosos que otros Grand Chelem donde a los vencedores les bastó con poner a funcionar sus imparables monoplazas.

    2010 temporada convulsa

    Corrían años hermosos para la F1, lejos de los monopolios actuales, varios pilotos habían ganado campeonatos en las temporadas anteriores y varios competían por la corona ese 2010; además la flexibilidad del reglamento daba mucho margen para la innovación técnica: eran los tiempos de los dobles difusores, escapes soplados, el conducto F, y lo que estaba por venir… año nuevo ‘trampa’ nueva.

    En este contexto, llegábamos a un GP de Singapur que celebraba su tercera edición en las mismas extenuantes condiciones que las dos anteriores, urbano, largo, tropical, y con 23 curvas en cada una de las 61 vueltas, que hacían que las carreras rozasen las 2 horas de duración, 2010 no iba a ser una excepción. Además esta temporada realmente emocionante, contaba con la particularidad de que 3 equipos y 5 pilotos competían en cierta igualdad por los campeonatos, entre ellos Alonso y Ferrari en su primera campaña juntos.

    La salida

    Situándonos en la por entonces única carrera nocturna, Fernando Alonso venía de hacer la pole sobre un Sebastian Vettel arriesgando al máximo por mantenerse en la contienda por el mundial; le acompañaban Hamilton y Button en segunda fila, y desde la quinta plaza partía el líder del campeonato, Mark Webber.

    Al igual que en Mónaco, el circuito de Marina Bay es uno de esos que ofrece pocas opciones de adelantamiento, por lo que realizar una buena salida con la que defender o ganar posiciones es capital para el resto de la carrera. En este sentido, Fernando Alonso no tuvo una arrancada brillante ni mucho menos, claramente inferior a la de su compañero de fila Sebastian Vettel, quien trató de emparejarse a Fernando en los primeros metros, sin embargo Alonso hizo una defensa titánica, yendo a cubrir rapidamente la trayectoria de Vettel, forzando al alemán a cambiar de línea e impidiéndole que le rebasara en la primera frenada.

    Con el paso de las primeras vueltas la carrera procedía a estabilizarse, todos manteniendo posición, con los McLaren persiguiendo al dúo cabecero y un Mark Webber quinto; para desgracia de Fernando un Safety Car en la vuelta 3 hizo acto de presencia, tras el abandono de Liuzzi, dejando su Force India a la salida de la antigua triple chicane, lo que le hizo perder el comienzo de una sólida ventaja que empezaba a consolidar sobre su perseguidor.

    Carrera de fondo

    Cuando la carrera volvió a su curso natural, Fernando y Sebastian desplegaron un ritmo estratosférico, batiéndose en vueltas rápidas una tras otra, y dejando rezagados a los McLaren y a un Mark Webber que optó por una arriesgada estrategia, al parar en boxes bajo safety car y que ahora tenía que remontar.

    En la vuelta 26 el dúo de cabeza se mantenía a una distancia que fluctuaba entre los 2 y 3 segundos entre ellos, con un Lewis Hamilton a 24 segundos, lo que constituía una ventaja de más una parada en boxes para Alonso y Vettel.

    Llegados al ecuador de las 61 vueltas comenzó el baile de paradas, optando por entrar en la misma vuela tanto Fernando como Vettel, que rondaban una diferencia de 2 escasos segundos, por lo que la tensión volvió a dispararse en el instante de las detenciones con la presión de realizar un cambio de neumáticos perfecto para mantener el pulso, y así fue, de nuevo la pareja se reincorporó manteniendo sus posiciones entre ellos y respecto al resto de competidores, que competían en una liga inferior aquel domingo.

    Stint final

    Con la parada realizada, a Vettel solo le quedaba la oportunidad de adelantar a Alonso en pista, en un trazado imposible para ello, y el alemán lo intentó por activa y por pasiva, manteniendo la presión sobre un estoico Fernando que replicaba el ritmo de su perseguidor aunque sin poder abrir margen de seguridad, la batalla realmente estaba al máximo nivel y era tremendamente igualada y se podía apreciar en las trazadas perfectas y ajustadas de uno y otro, curva tras curva y vuelta tras vuelta.

    De nuevo un periodo de safety car en la vuelta 32, tras un doble accidente de Bruno Senna y Kamui Kobyashi en el túnel, calmó las aguas en la antesala del duelo final entre los dos contendientes claramente superiores a los demás. Batalla que se convirtió en mucho más crucial después de que en la relanzada Hamilton fuese demasiado agresivo con Webber y acabase retirando su McLaren después de tocarse con el australiano. Con el segundo de la general fuera de juego, el botín de puntos para Alonso –tercero en la clasificación– y Vettel –quinto– pasaba a ser mucho más jugoso en clave mundial.

    Las últimas vueltas se convirtieron en una espiral de infarto progresivamente más asfixiante, Vettel rodaba cada vez a menor distancia de Alonso, que se defendía a golpe de vuelta rápida, entre ellas, la que acabaría siendo la vuelta más rápida de la carrera, 1’47’’979. El ritmo por vuelta de ambos se mantenía casi calcado pese a que Sebastian Vettel bajase progresivamente las distancias con el español. En la vuelta 42 ya se encontraba a 1 segundo de Fernando, en la 57 Vettel fue a por todas bajando a menos de 1 segundo y en los últimos giros el alemán era una prolongación del ovetense, viendo meta tras una agónica vuelta 61 separados por tan solo 293 milésimas después de 1 hora y 57 minutos de carrera y 309 kilómetros; simplemente espectacular.

    Últimas vueltas que también estuvieron marcadas por el esperpéntico abandono de Keikki Kovalainen, que sufrió una avería en su Lotus justo en el momento en que podía haber parado en boxes para retirarse, sin embargo el finlandés continuó unos escasos metros, deteniendo su monoplaza en llamas en plena recta de meta, junto al muro, mientras Kovalainen salía tranquilamente del habitáculo y pedía un extintor a los comisarios con una serenidad incomprensible, mientras la cubierta motor del Lotus se consumía por las llamas, … bochornoso y terrorífico a partes iguales. Afortunadamente la situación no fue a mayores y se pudo finalizar la carrera del modo en que ya hemos contado.

    Victoria fundamental

    La euforia de Fernando en la vuelta de honor y en el parque cerrado ponían de relieve la dificultad e importancia de esta victoria, que acercaba a Alonso de nuevo al liderato, con sus victorias consecutivas en Monza y Singapur, dejándole a unos escasos 11 puntos de Webber, que mantenía el liderato, y recortándole 50 a Hamilton en las dos últimas citas del calendario. Pese al nuevo baile de puntos los 5 contendientes seguían manteniéndose en 25 puntos, casi igual que como llegarían a la última cita del año en Abu Dabi –solo Button perdería sus opciones de ser campeón–; lo que pasó en Yas Marina ya es historia, y daría para otro articulo que escapa de los dominios de este.

    De esta manera Fernando Alonso logró con épica y una demostración magistral de pilotaje su primer y único Grand Chelem, ante un increíble Sebastian Vettel en modo ataque que se negaba a darse por vencido en el mundial, y que puso las cosas muy complicadas a Ferrari, brindándonos una batalla táctica y en una carrera de fondo del más alto nivel.

    Fuente: www.caranddriver.com

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