La razón por la que la SíºperLicencia está rota


    La SúperLicencia de Fórmula 1. Un documento expedido por la FIA y que te autoriza a participar en un Gran Premio de F1 que viene de muchos años atrás, pero que sufrió una total remodelación en 2015, argumentando entonces, que no podía ser que pilotos como Max Verstappen llegasen tan rápido a la Fórmula 1, y acompañándola con requisitos tan cuestionables como la obligatoriedad de tener 18 años y carnet de conducir.

    Una SúperLicencia para gobernarlos a todos

    Obviamente nadie se puede negar a la existencia de unos requisitos mínimos que diferencie a los pilotos de un ricachón que quiere jugar a ser piloto de Fórmula 1 sin el talento necesario. Pero detrás de una premisa tan noble, la FIA aprovechó para elaborar un plan macabro destinado a eliminar toda la competencia y obligar a los pilotos aspirantes a llegar a la F1 a seguir el camino que ellos habían trazado y ningún otro.

    Para conseguir la SúperLicencia necesitas obtener una serie de puntos que se otorgan por tus resultados en los diferentes campeonatos de formación, resumiéndose en la posición final del mismo. Fórmula 2 reparte más puntos que Fórmula 3 y ésta más que Fórmula 4, y cuanto más adelante quedes, más puntos obtienes.

    El sistema es sencillo, y rápidamente se empezaron a ver sus intenciones reales, pues los campeonatos de los cuales la FIA era promotor, estaban altamente hinchados a puntos, mientras que los catalogados como incómodos, eran ninguneados. Esto fue altamente eficiente, pues año a año fueron cayendo campeonatos que sin tener el escaparate de los principales, servían para que pilotos con menos presupuesto pudieran mostrarse.

    Muchas críticas llegaron, especialmente los primeros años por los pocos puntos que se otorgaban a los campeones de algunas disciplinas. Por ejemplo, un ganador del FIA WEC, sobre un LMP1, recibía hasta cinco veces más puntos que el ganador de la Indycar, a pesar de que a todas luces, el campeonato americano es más similar a la F1 que el certamen de resistencia.

    Continuas modificaciones para acallar críticas

    A lo largo de los años, la FIA ha introducido cierta flexibilidad, ya que rápidamente se dieron cuenta que con las primeras tablas, iban a salir muy pocos pilotos elegibles cada año. Puntos por buen comportamiento, por completar temporadas de un campeonato… Y desde 2015, lo cierto es que no ha habido ninguna gran confrontación en torno a la SúperLicencia. Pequeños conflictos, como cuando obligaron a Roberto Merhi a realizar sesiones de entrenamientos libres antes de permitirle participar en carrera, o cerrarse en banda con Dan Ticktum, cuando Red Bull mostró interés en subirle los viernes.

    Pilotos adinerados con un talento menor a la media como Gaunyu Zhou, Nicholas Latifi o Nikita Mazepin, no encontraron problema en llegar a la F1, y otros con cuestionables capacidades para el campeonato, como Roy Nissany, varios años afiliado a Williams, o Mahaveer Raghunathan, que probó con Alfa Romeo, no pueden acceder ni con todo el dinero del mundo. Se podría decir que la SúperLicencia hacía su función, más allá de sus oscuros propósitos.

    Pero entonces llegó Colton Herta. Andretti mostró su interés en entrar en la Fórmula 1 con un equipo propio y ya dijo que Herta sería el elegido. El hijo de Bryan Herta pasó por Europa, tal y como reclaman muchos defensores de la SúperLicencia que obviamente no saben ni por dónde les da el aire. Fue tercero en lo que hoy es la Fórmula 4 británica, y tercero también en el EuroFórmula Open. A continuación, regresó a Estados Unidos donde por dos años seguidos estuvo cerca de ganar las Indylights, pasando a disputar la Indycar en 2019 como piloto titular. Ese año se convirtió en el piloto más joven en ganar una carrera de Indycar con su triunfo en Austin, repitiendo a final de año en Laguna Seca. En 2020, Herta ficha por Andretti y se convierte en uno de los hombres más fuertes del campeonato, finalizando tercero. Quinto acabó en 2021 y décimo este 2022, siempre dejando destellos de calidad pero sin poder superar a los pilotos de Penske y Ganassi, equipos dominadores de la categoría.

    Capacidad más que de sobra para pilotar un Fórmula 1

    Hay que tener mucha seguridad en sí mismo para decir que Colton Herta no está preparado o no ha demostrado lo suficiente para participar en Fórmula 1. El mero hecho de que un equipo lo quiera, incluso sin prestación económica, ya debería ser suficiente razón, pero la FIA no está dispuesta a ceder y la Fórmula 1 es un lugar despiadado donde rivales y equipos hacen comentarios extremadamente egoístas y muy poco honestos.

    Absolutamente todos saben que el reparto de puntos de la SúperLicencia está roto, pero no tienen ningún tipo de interés en admitirlo. La FIA parece haber alimentado el debate sin medir correctamente las consecuencias. Sí, están diciendo a todos los pilotos que si quieres F1, tienes que pasar por la escalera FIA, pero al mismo tiempo centenares de aficionados están viendo la alta disfuncionalidad de la misma.

    Y para muestra, lo ocurrido este fin de semana. Japón, uno de los reductos que escapan al control de la FIA pero donde esperan ganar control poco a poco. Allí, además de la SuperFórmula, existe la Fórmula Lights, que no es más que un campeonato de Fórmula 3 con más de 40 años de historia. Pero no es FIA. Así que el reparto de puntos es inferior a las categorías FIA. Se reparten los mismos puntos que al campeón de la NASCAR o al ganador del DTM. Porque la lógica brilla por su ausencia.

    Precisamente como la FIA quiere ganar poder en Japón, licenció el Fórmula Regional Japonesa, de dudoso éxito donde no se han conseguido superar los 10 coches de forma permanente y con un nivel paupérrimo. La campeona ha sido la local Miki Koyama, cuyo nombre te puede resultar familiar si has seguido las aventuras de la W Series. Koyama finalizó 14º en el campeonato femenino en 2021, y no se le permitió la continuidad por lenta. Ahora, es campeona de este certamen en Japón, y ha sumado 18 puntos para la SúperLicencia. Si repitiese el año pasado, ya sería elegible.

    La 14º de la W Series, mejor que Alex Palou

    A ojos del sistema de la FIA, Miki Koyama ha demostrado este 2022 estar más preparada para la F1 que Alex Palou, que el acabar quinto en Indycar, le corresponden 8 puntos. Romain Grosjean ha acabado decimotercero en este mismo campeonato, y no suma ningún punto. Colton Herta ha tenido más suerte, ha sido décimo, suma un punto. Lo mismo que Nico Müller si acaba octavo en el DTM, un campeonato de GT3.

    Mikel Azcona jamás se ha subido a un Fórmula, centrando su carrera deportiva en los turismos. Este año, está cerca de proclamarse campeón de WTCR. Perdón, del FIA WTCR, por lo que habría demostrado estar 15 puntos preparado para la F1. No como el ganador de carreras en la Indycar. No como el campeón de 2021, Alex Palou, que solo ha demostrado estar 8 puntos preparado.

    Los ejemplos son prácticamente infinitos. La SúperLicencia debería separar a los pilotos capaces de pilotar un Fórmula 1 sin suponer un peligro para los demás, de los que no lo son. Y punto. Pero no, es un sistema roto orientado a forzar a los pilotos a pasar por las categorías FIA y que se ha revelado altamente injusto.

    Ni un solo apoyo para Colton Herta

    La FIA no está dispuesta a ceder. Se ha cerrado en banda repitiendo que las normas son las normas. No les importó hace dos años romper esas normas para que la W Series sumase puntos para la SúperLicencia. Y ni siquiera Stefano Domenicali, que casualmente fue el creador de esta escalera cuando era presidente de la comisión ‘Single Seater’ de la FIA, pero ahora defiende los intereses de Fórmula 1, ha sido capaz de apoyar a Herta. Tampoco lo han hecho los equipos, muchos con intereses en F2 y F3, no lo ha hecho Toto Wolff, centrado en endosar su enésimo piloto, Nyck de Vries, a la F1, rivalizando ya peligrosamente con Nicolas Todt. Herta está solo y va a pagar los platos rotos de forma muy injusta.

    Fuente: www.caranddriver.com

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