¿QUE ES LA TRIPLE CORONA?

Se trata del concurso de mayor popularidad de los deportes de motor y el salón de la fama más exclusivo de las carreras de vehículos.

Combina las tres carreras individuales más importantes del mundo según los aficionados. Hay muy pocas personas en el mundo que lo han logrado, pero cuando lo hacen son inmortalizadas para siempre.

Las 500 Millas de Indianápolis, las 24 horas de Le Mans y el Gran Premio de Mónaco son tres carreras completamente diferentes pero igual de exigentes. Solo el mejor de los mejores es capaz de ganar una de estas competiciones, o como mucho dos, por lo que si alguien gana las tres se convierte en una leyenda.

Solamente un piloto y su equipo han ganado las tres carreras en los últimos 100 años. Johnny Rutherford nos dio nuestra primera victoria como escudería en la Indy 500 en 1974. Años más tarde, conseguimos el primer triunfo en el Gran Premio de Mónaco con Alain Prost al volante en 1984. En 1995, completamos el círculo cuando JJ Lehto, Yannick Dalmas y Masanori Sekiya se alzaron con la victoria en nuestro debut en las 24 horas de Le Mans.

Se trata de un reconocimiento no oficial para aquellos cuya pasión por las carreras va más allá de conducir en una sola categoría y un tipo de vehículo, y se extiende a cualquier automóvil que puedan conducir para hacerse con todos los premios.

Y eso toca de lleno a nuestro equipo y los principios de nuestro fundador. A Bruce McLaren le gustaba diseñar y competir en todo, no solo para demostrar que era el mejor, sino también por su amor incondicional por los coches de carreras. Si le daban un simple cochecito, buscaba una forma de sacarle todo el partido en la primera pista que encontraba.

Entonces, ¿cuándo decidieron exactamente los aficionados que estas tres carreras eran las mejores de los deportes de motor? Es difícil saberlo. La más antigua de las tres se remonta a más de un siglo, hasta 1911, año en que se celebró por primera vez la Indy 500. Las primeras 24 horas de Le Mans tuvieron lugar en 1923, hace casi cien años, y el Gran Premio de Mónaco se disputó por primera vez en 1929.

Si bien su antigüedad influye en el hecho de que formen parte de la Triple Corona, es un galardón que ha ido creciendo en popularidad a lo largo de los años, como demostró Fernando Alonso. El antiguo piloto de McLaren, que ha ganado el Gran Premio de Mónaco y las 24 horas de Le Mans, intentó completar el logro participando en las 500 Millas de Indianápolis con nosotros en 2017, 2019 y 2020. En su momento, comentó: «Nunca he ocultado mi ambición por hacerme con la Triple Corona».

Graham Hill fue el primer (y único) piloto en ganar las tres competiciones, con la victoria en las 24 horas de Le Mans en 1972 tras alzarse con cinco victorias en Mónaco y un triunfo en la Indy 500.

Aunque Hill cree que es el Campeonato del Mundo de F1, y no el Gran Premio de Mónaco, el que debería forma parte de la Triple Corona, su reconocimiento al ganarlo demuestra que ya había nacido este logro no oficial, a pesar de que todavía tenía que definirse con exactitud. En una entrevista de 1975 para el programa «Drive In» de Thames Television, comentó: «Pensé que Le Mans era algo que debía ganar después de varios años intentándolo, y resulta que fue lo que me dio la Triple Corona».

Aunque ese debate todavía no ha terminado, como ha demostrado recientemente su hijo, Damon Hill, en Twitter, son Las 24 horas de Le Mans, el Gran Premio de Mónaco y las 500 Millas de Indianápolis las que por lo general se consideran las tres carreras más duras y prestigiosas del mundo. Y eso nos lleva a la siguiente pregunta: ¿por qué?

Las 500 Millas de Indianápolis

Desde una perspectiva puramente técnica, la Indy 500 es sin duda la más difícil de todas. Sobrevivir incluso a una carrera en la épica pista de 200 vueltas es una hazaña en sí mismo.

Con una parrilla de 33 pilotos que corren a velocidades de más de 354 km/h, solo hay que perder un mínimo de control del volante para que acaben empotrados contra la pared. Cuanto más rápido se conduce y más se pueda aproximar a las barreras, más oportunidades se tienen, pero eso requiere un nivel inhumano de valentía y compromiso.

En cualquier carrera NTT INDYCAR SERIES, encontrará un campo con algunos de los mejores pilotos del mundo, pero tal es el prestigio de la Indy 500 que atrae a una selección de invitados cada año. En 2021 y 2022, Juan Pablo Montoya hizo una aparición estelar para Arrow McLaren en la carrera. En la Indy 500 de 2023, casi 50 años después de la victoria de Rutherford en 1974 para McLaren, el legendario Tony Kanaan pondrá fin a su trayectoria en el mundo de las carreras anunciando que se retira después de competir para Arrow McLaren.

El circuito oval de 4 km de Indianapolis Motor Speedway es una extensa pista con cuatro curvas e inclinación de nueve grados, donde el tiempo juega un papel fundamental, ya que el viento y la lluvia suelen complicar más aún la carrera más traicionera de todas.

Con los coches a solo cinco centímetros del suelo, se sienten todos y cada uno de los baches, y hay unos cuantos. Es muy fácil que pillen desprevenidos a los pilotos. Requiere el máximo agarre y velocidad de la mano, y no se puede levantar del volante ni siquiera un segundo.

Es bastante aterrador, y por eso a los equipos y pilotos les encanta.

Gran Premio de Mónaco

Ha habido un total de 34 campeones del mundo de Fórmula 1, pero solo 14 de ellos han ganado el premio de Mónaco. Es una carrera que todos los pilotos quieren ganar, pero muy pocos consiguen.

La pista ocupa un lugar especial en el corazón de cualquier seguidor de McLaren. El Circuito de Mónaco es, sin duda, la pista más emblemática de la historia, y nuestro amor por el principado se remonta a 1962, cuando Bruce McLaren se alzó con la victoria al volante de un Cooper.

No obstante, nuestra primera victoria como equipo en Mónaco no llegó hasta 1984, gracias al inimitable Prost. Después de haber perdido por poco en Mónaco hasta ese momento, la victoria del francés nos abrió las puertas para convertirnos en el equipo más reconocido del circuito, con 15 premios.

Son 78 vueltas en el más grandioso y glamuroso de los escenarios. Situado en el corazón de Monte Carlo, en un reluciente puerto lleno de yates a lo largo del Mediterráneo, la ciudad Estado ofrece un espléndido fondo de grandes casinos, centros comerciales de diseño, bares de lujo y hermosas playas. Y los coches circulan a través de todo ese entorno.

Las palabras apenas le hacen justicia al reto de conducir por el circuito de 3337 km. Tendrá que ver las icónicas imágenes de 1990 de Ayrton Senna en el circuito para hacerse una verdadera idea con la precisión milimétrica necesaria. Como verá, es la prueba definitiva de las capacidades y la confianza de un piloto, que requiere una precisión absoluta y un compromiso total para maniobrar un coche de F1 por calles estrechas y sinuosas.

Las 24 horas de Le Mans

Si a Steve McQueen le parece lo suficientemente cool, ¿quiénes somos nosotros para rebatirlo?

El hecho de que el rey de lo cool protagonizara una película de 1971 sobre Las 24 horas de Le Mans es totalmente irrelevante desde el punto de vista de la competición, pero su decisión de hacerlo ilustra la leyenda del evento. ¿Conoce la tradición de los deportes de motor de rociar champán en el podio? Pues comenzó en las 24 horas de Le Mans en 1967. Ahí es nada.

Es un esfuerzo brutal de 24 horas, normalmente con viento y lluvia, y resulta fascinante. Es la prueba de resistencia definitiva del hombre contra la máquina, donde tantas cosas pueden salir mal en 24 horas. La distancia más larga recorrida fue de 5410 km en 2010, lo que equivale aproximadamente a conducir en línea recta desde Londres hasta Nueva York. Hay un vehículo, tres pilotos y una tripulación más pequeña que la de un equipo de F1, los cuales tienen que encontrar algún momento para echar una cabezada para poder mantenerse despiertos.

Estos son solo algunos de los retos a los que nos enfrentamos en 1995, que sigue siendo una de las carreras con más lluvia de la historia de la competición. Sigue siendo nuestra primera y única entrada oficial en la carrera de resistencia francesa, y eso que el McLaren F1 GTR era un coche de carretera que no estaba diseñado para competir en carreras, y mucho menos en la más exigente de todas.

El modelo de competición se modificó ligeramente con respecto a la variante estándar de carretera, y sin embargo llegó a alcanzar el estatus de legendario. Conducido por Lehto, Dalmas y Sekiya, superó a prototipos más rápidos diseñados específicamente con una victoria aplastante.

Solamente si se mantiene el ritmo se puede llegar a la meta en Le Mans, ya que hay muchas barreras mentales y físicas a las que enfrentarse. Y en la carrera del 95, fuimos capaces de derribar muchas de ellas: luchamos y derrotamos a nuestros rivales. Las 24 horas de Le Mans se han comparado con un «juego de ajedrez a alta velocidad» y resulta difícil encontrar un símil mejor. Pone a prueba todas las características de un equipo de carreras y de su piloto, desde la velocidad en estado puro, ya que casi el 85 % de la vuelta se realiza a todo gas, hasta la durabilidad, la estrategia y el trabajo en equipo.

Desde un punto de vista estético, el tercio de la carrera que se lleva a cabo de noche es un espectáculo, con coches que se abren paso a través de una combinación de zonas oscuras y secciones iluminadas. Y es fácil imaginarse que resulta complicado ver de noche. Aquí la concentración es crucial.

¿Por qué le contamos todo esto? Durante este año de nuestro 60 aniversario celebraremos las tres victorias como parte de #McLaren60: la victoria en las 500 Millas de Indianápolis de Johnny Rutherford en 1974 al volante del McLaren M16C/D, el triunfo en el Gran Premio de Mónaco 1984 de Alain Prost con el McLaren MP4/2 y nuestra victoria en Las 24 horas de Le Mans de 1995, obtenida con el McLaren F1 GTR número 59, a manos de JJ Lehto, Yannick Dalmas y Masanori Sekiya.

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Fuente: es.mclaren.com

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